domingo, 2 de enero de 2011

Exigencias

Iba yo montada en un sueño esperpéntico cuando me arrastraron al suelo y, desde allí, vi esa luz que brilla constantemente como un faro repeliendo tinieblas; me levanté casi sin querer para seguir avanzando (¿queda de otra, imbécil?) hasta llegar a la cocina, donde increíbles cuestiones de interlocutores salvajes e impúdicos me fueron planteadas como imposición. No pude negarme, aunque recurrí a la trampa de mi inventiva y conté aquel cuento que no se acaba en mi cabeza, igual que un meme de internet palpitando en el subconsciente colectivo.

Me vestí de troglodita moderno y escalé la montaña del pueblo para cazar una foca saltarina que no dejaba de provocarme; me pregunté qué demonios hace una foca en el monte aunque me pareció normal que tuviera alas (¿eres tonta o un genio absoluto?). La perseguí, la llamé a gritos pero ella se enfadó; me escupió un diente y me contestó que no la llamase foca. Alguien importante dijo que estaba bastante focalizada esa foca, pero yo no entendí el chiste, porque yo ya le había diagnosticado un poco de histeria nival, ya se sabe, la histeria de los copos de nieve. Pero no perdamos el rumbo de la historia... (¿Y lo dices ahora, trastornada?)

Las focas se reunían en una cueva llena de focos (je-je-je) y brincaban como locas comiendo almendras garrapiñadas. Se acostaron a dormir y yo aproveché para robarle las costillas a una morsa que tenía de sobra; luego regresé a casa y las eché a cocer en la olla de las lentejas. Quince minutos. Mirada interrogante. Esta vez ha sido intenso. Pero he pasado el examen...

-Vale, ya me como el puré.

3 comentarios:

  1. Me gusta lo del troglodita moderno, pero no acabo de imaginármelo del todo.
    Mmm, asadas hubieran estado mejor.

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  2. Me gustan los pimientos asados. Aunque los fritos están de muerte, en un bocadillo con tomate.

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