miércoles, 26 de mayo de 2010

Erase una mujer encadenada que no lo estaba en realidad...

... Pero como había sido criada de determinada manera ella siempre sentía las cadenas presionando sus tobillos, impidiendo cualquier forma de vida totalmente libre. No es que fuese prisionera de alguien, o de algo; era una esclava de sus propias necesidades. Siempre estaba necesitando cosas. Y cuando no las conseguía, se vendía. A menudo se alimentaba de los demás, como un vampiro, succionando hasta obtener lo que buscaba, aunque lo que deseaba de verdad era arrancarse las cadenas. Lamentablemente desconocía cómo hacerlo y, puesto que tales grilletes ni siquiera existían, se pasaba el tiempo acrecentando una frustración que no remediaba con nada.
Un día la mujer se encontró con un caricaturista que quiso dibujarla e impulsivamente accedió a posar para él. Cuando terminó, al cabo de un rato, el hombre le mostró la obra. Ella lloró al contemplar el retrato. Había dibujado la hermosa silueta de una mujer con el rostro difuminado aunque calzando finísimas sandalias, hermosas también, atadas al pavimento.
El artista y la mujer se miraron a los ojos. Se habían enamorado.
Erase una mujer que deseaba ser amada por sus peores defectos. Erase un hombre que deseaba amar a través de los defectos de una mujer.

Y ambos fueron libres, al fin.

CM

jueves, 13 de mayo de 2010

¿Qué quiere ese perro asqueroso?



Pregunté, hace poco, sin ánimo de recibir una respuesta.
- Seguramente, alguien que le quiera - Contestaron a mi lado.
Enmudecí. Era tan obvio, tan cierto y tan profundamente significativo que tuve que pararme a meditar sobre ello, darle vueltas en la cabeza. El pobre animal volvió a cruzar la carretera bajo la lluvia con la cabeza gacha, abandonado, olvidado. Acaso no busca lo que todos; acaso no se parece a nosotros más de lo que nos gustaría.
- No lo quiere nadie - Pensé en voz alta - Por eso vagabundea...
Me pregunto si a nosotros nos pasa lo mismo a menudo. Muy pocas personas nos quieren de verdad, y eso si somos afortunados. También somos perros perdidos bajo la lluvia tratando de volver a una casa caliente. Y cuando esa casa está vacía el mundo debe parecer una larga y peligrosa carretera llena de coches asesinos.
- Es malo ser perro - Resolví - No puedes llorarle tus penas a nadie...
- Eso no lo sabes - Volvieron a contestarme - A lo mejor los perros sí pueden hablar con Dios...
Volví a enmudecer. La maldita conversación me estaba dando dolor de cabeza. Miré hacia el frente y cerré los ojos, intentando recordar la lista de la compra, aunque antes saqué mi conclusión al respecto... Esto me pasa por no hablar con un perro.

martes, 11 de mayo de 2010

Todo sigue igual, o no

Es un bucle. Una espiral. Un muelle gigante por donde tirarse o dejar resbalar el culo... Vete tú a saber. El caso es que la vida está construida a base de repeticiones, la mayoría absurdas. A mí esto me perturba bastante. Si te pones a calcular cuántas barras de pan te has comido desde que tienes dientes puedes asustarte. Así con todo. Llega un momento en que no hay nada nuevo que hacer, no hay ninguna circunstancia que revivir. Nos quedamos sin sorpresas. Y entonces empiezas a darte cuenta de la edad que tienes, porque de repente la sorpresa es que eres demasiado mayor para sorprenderte. Te quedas sin entusiasmo, sin ganas. Y aquí está el quid del asunto.

Lo insólito es que, si repites, nada vuelve a ser lo mismo...

Porque, al final, somos nosotros los que cambiamos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Nada por aquí...


Nada por allá. Saber siempre qué decir. No necesitar disimular nunca.

Aunque la verdad es que sólo nos necesitamos a nosotros mismos.

Amarnos, querernos, cuidarnos. La traición es no hacerlo cuando nadie más lo hace.

Cierra los ojos. Siente el frío. Escucha el silencio de la noche. Ellos son sinceros y eternos... ¿Confiarías en alguien que siempre ha estado ahí?

No es por tí ni por nadie. Es por lo que debería ser... Es por lo que creo. Creer es la última baza de los que ganan.


Hasta mañana, que será pronto