miércoles, 29 de diciembre de 2010

2011

No tengas miedo, así podré copiarte. No llores... Y si lloras, invítame.
Quiero saber el futuro pero no me lo digas, que no vale.
Puede que piense mucho mañana; por si acaso, hoy voy a pensar más deprisa y acumulo.
¿Más viejos o menos tontos?
Más panorámicos y menos ciegos. Puede.

Creo a lo grande, si no, para qué. Si me das la mano, que dure un rato...

Hasta el año que viene, por lo menos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Al otro lado de la pared


-Te pedí una única cosa...
-Lo sé...
-Últimamente sólo pienso en lo antiguas que se han quedado las historias...
-Se dice que la realidad supera la ficción, pero yo creo que hace años que la sobrepasó con creces, dejando un hilo de cuentos recurrentes...
-...Donde todo funciona como solía funcionar hace un siglo. El conflicto permanece ligado a la filosofía de superación personal...
-El logro de objetivos...
-El aprendizaje de capacidades...
-La propia supervivencia...
-¿Son los mismos hombres y mujeres que ahora, son los mismos problemas?
-Imposible.
-Ni siquiera te guardaré rencor por abrir la ventana...
-El pragmatismo soluciona los problemas...
-Un adolescente habitual del /b/ de 4chan que quiere vestirse de Naruto, por ejemplo. Cosplay. ¿Entiendes eso?
-Lo antiguo es la pregunta...
-Es un final, aunque no es el final. La decepción nunca es suficientemente terrible.
-Pero no olvida. Le gusta acordarse de las caras...
-También lo sé. Yo me alegro de tenerla tan común...
-Dejaré de pensar en ello...
-¿Dónde está el baño?
-¿Vas a fotografiarte algo?
-Aún no lo sé, depende...
-Es la mejor respuesta universal que he oido...
-¿Qué ha pasado con las historias? Solían tener sentido.
-Es un gran descubrimiento... Por lo mismo, no debemos apresurarnos.
-Hazme sitio. Voy a meterme ahí.
-No creo que quepamos los dos. En mi cabeza no hay tantos huecos como parece...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Que sí, que sí

-Tía, acompáñame, tengo que comprarle a Jose una pelí por su cumple...
-Qué boba eres, cómprate lenceria y déjate de películas...
-Que no, que voy a pillar una peli. Es que estoy harta, joder, se pasa la vida diciéndome que no entiendo de cine...
-Claro, y eso lo dice el tío que ha visto veinte veces "La salchicha peleona"...
-Pues tengo pensada una putada que se va a cagar...
-¿El qué?
-Le voy a regalar una peli en blanco y negro...
-¡Hala, qué bruta! Tía, no tires el dinero...
-¿Por qué? Que se joda... Y como encuentre una de esas que tienes que leer debajo, mejor...
-Pues te va a tocar verla con él...
-Coño, es verdad... ¿Y qué hago?
-Pues no sé... ¿Y si pillas una peli extranjera, de esas que no son americanas?
-¿De cuál, de las de chinos?
-No, joder, de esas pelis que son muy cultas...
-Tía, que no. Ya está, le pillo Pretty Woman...
-¡Ay, qué bonita, tía...! Mi favorita... La he visto mil veces por lo menos.
-Mira, aquí hay muchas muy baratas... ¿Y ésta, "Adivina quién viene a cenar esta noche"?
-Tía, con ese título tiene que ser una mierda... ¿Y ésta; "La vida de los otros"?
-Gilipollas, esa es la de cachondeo que hicieron de la de "Los otros"...
-Ya está, pilla una española...
-¿Una española? ¿Y cuál?
-No sé... Una de estas de la guerra...
-¿De qué guerra?
-Yo qué sé... De esas que había guerra todo el rato... La guerra de aquí, la de España...
-No sé... ¿Y si le gusta a Jose?
-¡Que le va a gustar! No tiene pinta de gustarle eso...
-¿Y una de esas, super antiguas, que eran mudas?
-Pero tía, que no eran mudas, que eran actores que no hablaban... ¿No ves que lo del 3D lo han inventado ahora? Ay, dios mío...
-Pues entonces le compro una de amor y ya está... Que se joda.
-¡Hostia, eso sí que le va a tocar las narices! Eres ultramala...
-Vamos a ver...
-Vamos a ver...
-De amor, ¿eh?
-Que sí, que sí...
-Ya está; éste sí que es un peliculón...
-¿Cuál es?
-Es perfecta, me encanta... ¡High School Musical!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Pues sí, pues sí

-Tengo que ir al corte a comprarle un libro a mi hermano... ¿Te vienes?
-Sí, me pilla de paso. A ver si veo algo interesante...
-Pero, ¿tú lees? Si a ti no te gusta eso...
-A mi novia sí...
-¿Tu novia lee? Mira que es rara la Bego...
-Me ha dicho que Harry Potter se enamora al final...
-Yo es que me aburro con tantas páginas sin dibujos. Por lo menos el Marca tiene fotos grandes...
-¿Y qué libro le vas a pillar a tu hermano?
-No sé, uno que tenga buena pinta...
-Dice mi padre que hay que mirar los premios. Si tiene premios, es que es bueno.
-Bah, tu padre no sabe una mierda... ¿No ves que los premios de los libros son una estafa?
-¿Por qué?
-Hombre, no hay Dios que se crea que el jurado se lee todas las novelas participantes... Ni que fuesen idiotas.
-Pues tienes razón...
-Mira, ahí hay un montón de libros. Y gordos. Mala cosa...
-Es que esto desanima a cualquiera...
-No me jodas, un libro que se llama "Nube de vapor rosado"... Hay que joderse. ¿Cómo quieren vender esto?
-No sé, tío...
-Si quieres vender un coche le llamas Pegaso, León, Astra, Cobra, Eclipse... Nombres que molan. Nadie le pone a un coche "Pétalo de primavera" o "Brisa de la aurora"...
-Lo importante es que llame la atención. Un buen nombre sería, por ejemplo, "Los trece puñales de Satanás", o alguna movida de esas...
-Y éste; "Cinco mentiras y una verdad de mierda"...
-Y éste; "Cómo asesiné a todos y nadie se enteró de nada"...
-Otro, otro; "El pene inoportuno. Memorias"...
-Ese es un titulazo, tío...
-Ya, gracias. La palabra pene ayuda un huevo...
-Impacta, tío. Por eso.
-Claro... Oye, no me convence ninguno. Vamos a ver alguno de cocina.
-¿Tu hermano sabe cocinar?
-No, por eso. Será un detalle...
-Pues sí... ¿Habrá alguno que se llame "Entre cuchillos y sangre me comí toda la carne"?
-Tío, se te va la olla... Se te va.
-Ese también es un buen título...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Terminé!

Me ha costado. Pues sí. Aunque ha sido rápido; nunca había hecho nada tan deprisa. Quiero decir acabando en el mismo mes del comienzo. Mucha mayúscula, menos complicaciones. Y te ahorras las descripciones (Stephen, qué pesado eres, esa tienda no lo merecía) y las narraciones (¿por qué contarlo si existe alguien que lo vive por ti?)...
Salieron solos. Y no es que no estuvieran antes aquí conmigo, que sí (a veces en overbooking; hasta la expresión es vertiginosa), pero duermen cada uno en su espacio, amontonados como catatónicos. Se van levantando cada vez que tiro de la cuerda y busco, entre las fichas, a quién reanimar del letargo de la no existencia.
Me ha quedado una extraña resaca literaria. Creo que algo se ha desoxidado entre los parietales. Tengo sueño (qué novedad...) y me cuesta subordinar (perdón, Mister "que")... ¿Hacemos las paces? Es que mi novela, la que empecé hace tres años, se ha puesto muy celosa. Pensaba que era su momento, que era la siguiente, que las últimas doce hojas de borrador no supondrían más que un último acelerón antes de añadir una portada decente. Le prometí que ella era la primera para mí... Pero la naturaleza hizo a los escritores mentirosos y traidores, menos mal.

El caso es que la he abandonado por otro... Y no siento remordimientos. Hasta estoy feliz.

Mi guión de cortometraje.

domingo, 21 de noviembre de 2010

No digas que l@ quieres, cállalo

Hace tiempo que le doy vueltas a una entrada que leí en otro blog (La solución elegante) sobre declaraciones de amor. En aquel entonces estaba completamente de acuerdo. Ahora también, pero no tanto. La cuestión es que el beneficioso desuso de la exposición franca de los sentimientos amorosos me ha obligado a hacerme muchas preguntas. Si las personas que dedican su vida a escribir, a crear vidas ajenas y narrar historias creíbles, asumen que es mejor obviar las palabras que revelan al ser querido las propias necesidades y afectos por resultar tópicas, poco naturales... ¿Significa eso que las personas, la gente, no hablamos del amor? ¿Significa que sólo hablamos del amor por obligación, o que nos avergonzamos de hacerlo? ¿Significa que no sabemos hablar de amor porque no lo hacemos nunca? ¿O significa que hablar de amor es tan difícil, tan extraordinariamente complicado, que optamos por la respuesta visual, por la mueca, por el salvavidas de la omisión, por el sobreentendimiento, por la supuesta superior belleza del silencio?

Meditando sobre estas cuestiones he llegado a la conclusión de que todas son ciertas. Las personas, en general, no hablamos de nuestros sentimientos casi nunca; incluso lo evitamos, si podemos. La mayoría de la gente lo considera una evidente señal de debilidad, al igual que la insensibilidad y la indolencia son señales de fuerza y resistencia. Hablar de amor incomoda, molesta, perturba, empequeñece, aflige, asusta, destruye todas las defensas y nos expone al daño de manera directa, al filo de la navaja. Muy pocas personas permanecen intactas después de un rechazo personal, íntimo. ¿Quién se arriesga al maltrato, a la humillación, al desprecio de alguien por quien daríamos la vida? ¿Cómo se vive con eso, después de eso?

Vale, puede que no hablemos del amor. Puede que los personajes de una ficción no hablen del amor para resultar más reales... Pero SÍ QUE PIENSAN EN EL AMOR. Piensan en lo que sienten, en lo que desean, en lo que representa el otro, en lo que deseamos del otro, en lo que nos duele nuestra incapacidad para expresarlo, para conseguirlo. El diálogo con uno mismo sobre el amor que sentimos es tanto o más interesante que lo que somos capaces de transmitir al otro, si es que lo hacemos alguna vez.

Le he dado vueltas y vueltas hasta que lo he encontrado. Extraño, porque no es una pareja convencional en absoluto. Ni siquiera son de carne y hueso. Tampoco dicen lo que sienten abiertamente, ni hablan de si mismos con naturalidad; son japoneses. Otra cultura, otro mundo. Barroquismo afectivo, masoquismo, emotividad extrema, trama imposible, imagen infantiloide, subversión erótica; yo que sé. Me encanta.
¿Habrá algo parecido a este lado del planeta?


jueves, 18 de noviembre de 2010

Go

Hablábamos de finales. De cómo todo termina. Y la forma en que ésto, de algún modo, se convierte en lo más importante, a pesar de que sabemos con certeza que vivimos en el camino y que la llegada contiene, siempre, algo de muerte.
Hablábamos de los recursos, los regalos, los premios, las invitaciones y los préstamos. Las zancadillas y las bofetadas. Las trampas y las mentiras. Y los enemigos... ¿Importan? ¿Lo suficiente? ¿Entonces, formamos parte de la jungla?
Yo creo que sí importa cómo hacemos las cosas. Expresar una idea así o asá. Decirlo con estas palabras o con aquellas. Importa demasiado. Últimamente hemos hablado mucho de los finales y no hemos llegado a ninguna conclusión decente. Divagaciones y poco más. Me gustaría haber avanzado en este punto crítico pero aún queda mucho por averiguar, por descubrir. Sospecho que tendremos que esperar porque debemos envejecer un poco más. Los años nos harán los regalos que faltan, nos premiarán con respuestas, nos invitarán a ser más hondos, nos prestarán valor a raudales. Los años conocerán las zancadillas y olerán las trampas. Los años vencerán a los enemigos... ¿Importará entonces? En absoluto.

Empiezo a preguntarme por los principios. Un buen comienzo tal vez sea suficiente para lo que sea, para cualquier cosa. Empezar bien... ¿Qué es eso? Pues te diré que yo, si fuese una película, escogería empezar así. Y empezaría eternamente... ¿Quién quiere ver el final, a quién le importa? ¿No es una forma de vivir para siempre? Empezar, empezar, empezar una y mil veces. No hay otra manera de hacerlo más que empezar.


Después de releer la entrada, me parece una cuestión interesante... ¿Si fueseis una película, cómo empezaríais?

sábado, 13 de noviembre de 2010

Pero si soy yo... ¿No?

Como esos animales que deambulan de un lado a otro de la jaula, marcando los mismos pasos cada vez, mirando hacia ningun lugar, poseidos por la expresión continuada de la desesperación, o la locura, o ambas, por escapar de su prisión... ¿Cuántos propósitos deshechamos al día, cuántos retratos mentales, cuántas repeticiones mejoradas de la realidad? ¿Y por qué?

Si tuvieses que elegir... ¿Te quedarías con la vida de dentro o con la de fuera?



Evidentemente, con la de fuera. Pero no tiene nada que ver con nuestras preferencias, tiene que ver con los seres que amamos. Las personas nos regalamos a los demás porque forma parte de nuestra naturaleza, de nuestra responsabilidad, de nuestra felicidad. Pero la vida de dentro... ¿No es la nuestra, la pura, la de verdad? ¿No es lo auténtico en nosotros lo que soñamos en silencio, lo que pensamos solos y anhelamos en secreto, lo que inventamos, dialogamos, recordamos, perdemos, ganamos, tememos y olvidamos? ¿Lo que sentimos? ¿No somos, hacia dentro, lo único que tenemos?

Sobre la almohada trato de reconstruir las últimas horas. He sido fiel, la mayor parte, a mis deberes, a mis amores. La otra parte ha cerrado los ojos y las puertas, se ha atrincherado y se ha citado con la última imagen de su imaginación, esa que desapareció interrumpidamente. Es grato jugar a las películas y amalgamar ideas inconexas. Tratar de dirigir el caballo desbocado y ciego junto al borde del precipicio. Y sólamente se vuelve vulgar cuando lo cuentas; es entonces cuando sabes que nuestro interior es un laboratorio de embriones, una fábrica de errores, un caldero de trituración que ha de permanecer necesariamente precintado y que sólo necesita un punto de fuga, un respiradero, un extractor para los depósitos transformados. Por eso la boca es relativamente pequeña comparada con el resto del cuerpo. Para cuidar de los rincones oscuros, los caminos laberínticos que definen un mundo irregular y fantástico, ese universo que llevamos en nuestras cabezas.

Me quedo en la tierra, claro. No abandono mi cargante humanidad. Pero qué jodidamente bello, tentador y emocionante sería continuar soñando...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Chevy 5

Restos de nosotros, vertederos asomando por los cajones
so traumatic interview
las palabras incineradas, las fotos, perdidas
what a shit
viajes, entre sueños, bajo la raíces de la nuca
no comments
Pasajes inútiles sobrevolando a través de, ya sabes... La niebla
fucking niebla
Imitación preciosa del mundo, ese que nos invita sólo por un rato
why?
Cae la noche entre otras desgracias para recordar
Help, please...
El contrato, las claúsulas con letra pequeña y tu firma con sangre
it´s your bussiness
Una esquela en una nota de papel, ni un estúpido último cardiaco
asshole till the end
la playa me ha olvidado de tanta desobediencia
give me a chance
Creo que los buitres volverán, mientras, hazme un hueco, préstame ese gusano
i´m dreaming
quién es tan viejo como para darse cuenta que no sueña
so foolish
El nuevo origen puede que, no, puede que sea, no, puede que sea para mí
for me
no tengo nada dentro, así que nada crece
how poor i am
pero cuando nadie puede verme una mano agarra la otra y son felices
everything´s fine
Trataré de esconder que no me gusto, o que me gusto, no me lo perdonarían
heartbeat inside
mil aviones en mil casas incendiadas y nadie tiene la culpa
can you believe?
no te vayas a dormir, piensa conmigo, salvemos alguna idea idiota
about it
me he deshecho del tiempo, sólo me causaba pérdidas
another problem
amanece sobre mis cuadriculadas pupilas, y aún no me he muerto
oh
un elefante lejano, no sé de que te ríes, qué ingenioso eres (seguramente)
can´t you?
te quiero hace mucho, no hace tanto como para morirse, pero...
i do
off...

miércoles, 27 de octubre de 2010

Quemando brujas

Hoy he recordado más de lo que acostumbro... En un momento del día, de repente, se ha producido un incidente, por fortuna nada grave, relacionado con un pequeño incendio doméstico. Presenciarlo tan de cerca me ha alterado pero una parte dentro de mi, una parte muy remota y desconocida, ha disfrutado con la perspectiva de una cocina en llamas. El fuego posee cierto carácter purificador en la naturaleza y un poder que traspasa lo cotidiano; despliega una fuerza salvaje, irracional, revolucionaria que nos arrastra hacia ese otro yo que sobrevive en nuestro interior. Suena novelesco pero es real, está ahí, como el pequeño reflejo hipnótico que produce siempre la llama de un mechero.
Recuerdo mi niñez como una cárcel. Nada me produce tantas sensaciones contradictorias como volver la vista sobre aquellos años, buenos pero malos, dulces pero horribles. La pequeña hoguera de hoy ha despertado un descontrol antiguo, olvidado, lleno de parches y recortes fotográficos, jirones de sitios y experiencias perdidas. Ha sido rápido pero contundente. Ha sido brutal.
Nada que lamentar. Ocurre que el impacto me ha removido por dentro y ahora es como si una serpiente buscase por ahí, entre mis secretos. ¿Será que soy la mayor sorpresa de mi vida?


domingo, 10 de octubre de 2010

¿Sueñan los quesos con croquetas eléctricas?

Podría tratarse de cualquier cosa. Podría ser una palabra. Un cortocircuito. El ojo de una hormiga. La onda expansiva grabada en las rocas metamórficas bajo el talud del Pacífico tropical hace 40 millones de años. Un electrón abandonado. La belleza de que el cuadrado de 13 sea 169 y que el cuadrado de 31 sea 961... ¿No es como un baile de encuentros?

Recuerdo lo mismo que ayer pero minúsculamente torcido por hoy. Me supero pero me caigo por donde no miro. Si escupimos basura al espacio, ¿no renunciamos a una parte de nosotros mismos? ¿Cuando nadie sabe contestar, es que no vale la pregunta? Soñé que era otra persona, siempre más alta, por si las moscas, y que encontraba en mi camino (uno cualquiera, ya se sabe) un saco lleno de respuestas. Me sentaba a examinarlas, por curiosidad. Nunca se tienen tantas oportunidades para sorprenderse pasados los 29...

Es el Hombre de Vitruvio, creciendo sin salirse del círculo. La misma adivinanza con infinitas soluciones. Un libro con todas las páginas en blanco titulado Imprescindible. Una galleta que dice "pisotéame". Una foto de la última persona anónima que me sonrió por la calle. El ojo cerrado de un huracán. Una lágrima encerrada en un espejo. Un vale canjeable para no sentir vergüenza durante cinco minutos. Una película con actores sin cara. Un juego donde sólo se puede perder. Otro juego donde sólo se puede ganar. Un perfume que huele al número áureo. Una lista de sílabas secretas sin sonido. La última esquirla del sol...

Recogí todas las respuestas y las metí otra vez en el saco. Ni idea de quién era esa persona, más alta que yo, que las encontró, pero desde luego que no sabía qué puñetas hacer con ellas. Y cuando no se sabe, pues tampoco se disfruta haciendo. Se sufre. Cerré el saco con una cuerda. Ni una sola me llevé conmigo fuera del sueño; creí que sería mejor dejarlas donde las encontré. Por si acaso, las escondí bajo un matorral que tengo guardado en un rincón del Hipocampo de mi cerebro. Tal vez, algún día, vuelva a por ellas.

Seguiré pensando, pues. Podría tratarse de cualquier cosa, ya sabes. Una palabra. La corriente eléctrica de un río. La mecánica cuántica y la teoría gravitacional fundidas en el beso de un agujero negro... (ups, que Einstein me perdone). La esfera perfecta. Un reloj equivocado. El momento que nunca existió para nadie; con ese me quedo.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Muere, mosca

La mosca volaba pero se posó. La miré fijamente. Todos saben que me asquean, así que alguien la mató con un trapo viejo. Se quedó paralizada sobre el suelo. Su cazador me dijo algo pero yo no pude evitar conectar con el insecto; sentía que trataba de decirme algo. La recogió por las alas y se alejó con ella en dirección al cubo de la basura. Un escalofrío recorrió mi espalda. De repente pude escucharla en mi cabeza, palpar su miedo. Cerré los ojos. A estas alturas ya sé que no puedo compadecerme de todo el mundo sin perder el juicio. El cazador regresó. A nadie le importó su muerte. La televisión continuaba sonando, el salón olía de la misma manera. Me pregunté si aquella mosca habría adivinado mis pensamientos justo antes de morir. Si habría sabido que mis ojos habían bailado con ella, persiguiendo su recorrido intermitente, rozando cada mueble, cada pared, describiendo círculos absurdos y letras extrañas, jugando a esperar paciente, apresurándose por momentos hacia la luz. Me pregunté si ella habría elegido volar para mí, morir ante mi. Si había estado intentado demostrar algo, contarme algún secreto... ¿Serán las moscas depositarias de los misterios del Universo? ¿Serán ellas, despreciables y molestas, los guardianes anónimos de la sabiduria? ¿Contiene la simpleza de su anatomía, unida a su fútil existencia, la ecuación de las ecuaciones?
Me aproximé a la ventana. El cielo nocturno cubría la calle hasta los tejados de las casas. Golpeé los cristales con la punta de los dedos, sin darme cuenta, tal y como haría un insecto justo antes de no volver a despertarse. Sonreí.
Puede que pasemos la vida esperando una sacudida...

viernes, 17 de septiembre de 2010

Chevy 4















Límites
Adhesión, tortura; era mi oportunidad
Automatización de las manos
Inmersión desde la mentira que nunca fue tan mentira si fue nuestra
Párpados, inapetencia
Otra forma de caer de cabeza
No me sabes, no me disgusta que no me gustes
Inmóvil pero caliente
Tan caliente
Estuvimos muy cerca de hacerlo como todos
Muy lejos de hacerlo bien
Incapaces de hacerlo para siempre
Sigue rodando
Tu esquina y la mía
Ese pasillo resbala demasiado, perdóname
Te devuelvo tus túneles, no me convienen
Tus prisiones para ciegos
Camino a golpes, pero aún pateo en la sombra
Uñas
Ven a verme
Intentaré vestirme con algo que me sobre
He aprendido a que me roben
Llámalo histeria
Llámalo historia
Llámalo astenia
Llámalo hipoxia o agnosia
Doctor, sálveme
Quiero tirarme otra vez al suelo
Estirparme el trozo que no se comieron los lobos
la calle de mi espalda
No es la calle que ve mi alma
Mundos sueltos, recosidos a lo inmediato
No me mires
Fuera
Necesito pensar
¿Pensar?
Cantaré mientras me suicido cada día
Espadas y tacones
Esposas y esposos con esposa
O sin esposa, pero con ganas
Cielos
Tápame sin piedad
Sin flores, sólo piedras
Escupe mi nombre en una botella y luego vuela
No deseo saber a dónde
Dormiré despierta para matar el dragón
Apagaré el fuego con pastillas
Me sentaré a esperar, como un recién nacido
El paso del angel...

martes, 14 de septiembre de 2010

Tela, catola

Tira los dados. Sale cara. Estás casado, tres hijos, un trabajo administrativo cualquiera en la ciudad de Toledo. Todos los veranos viajas a Lisboa para visitar a tus suegros. Planeas cambiar de coche, uno más grande. Tu nueva compañera de oficina, la divorciada que va al gimnasio, te enseña el escote en cuanto puede. Tus amigos te arrastran al bar cada viernes para echar la partida. Te gustaría aprender japonés pero no tienes tiempo libre. Lees antes de dormir. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados. Sale negro. Estás en Camboya, trabajando como guía turístico. Todos los veranos regresas a España para visitar a tu padre. Planeas marcharte a Hong Kong a relanzar tu carrera diplomática. Tu novia se ha marchado a recorrer la India en busca de ideas para un comic. Tus amigos han montado una empresa de envasados ecológicos por internet. Te gustaría comprarte un barco pero no tienes dinero. Escribes un diario desde los doce años. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados. Sale pares. Estás arruinado, en tu país te buscan por estafa. Todos los veranos tratas de ver a tu familia a espaldas de la justicia. Planeas reunir una suma de dinero suficiente como para dejar de huir por sudamérica. Tu socio te vendió. Tu abogado insiste en que puede hacer un trato generoso si te entregas y declaras. Te gustaría cambiar de nombre y empezar de nuevo, solo, en Chipre o Panamá. Guardas una carta de despedida en un ejemplar del Conde de Montecristo. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados. Sale rojo. Estás en la cama de un hospital. Todos los veranos haces cosas sin importancia. Planeas si comerás pechuga en vez de merluza. Tu madre te ayuda cada mañana a ducharte. Tus amigos vienen a visitarte todos los jueves, justo antes de ir al cine. Te gustaría poder navegar por internet un rato o jugar al buscaminas. Intentas leer las revistas pero te cansas mucho. Te sientes bien la mayor parte del día.
Tira los dados...

- ¿Qué estás haciendo?- Preguntó el Universo al pequeño jugador.
- Juego con el destino - Respondió el aludido - Juego a cambiarlo...
- No puedes - Sentenció.
- ¿Por qué? - Se sorprendió el pequeño jugador.
El Universo, entonces, sonrió antes de marcharse a dormir.
- Nunca tuviste los dados...

lunes, 23 de agosto de 2010

Vibración

La caída de los dioses y nos quedamos mirando, como si nada, como si fuese un acto involuntario, como si fuésemos otros o esperásemos bajo la coraza, como si las balas fuesen de fogueo, como si tocase nuestro turno, como si no hubiese más remedio, como si la conjunción planetaria lo hubiese planeado, como si compenetrásemos hasta los estallidos, como si no nos conociésemos de nada, como si nos conociésemos demasiado...

El dragón latente asoma, escupe fuego, vuela a escondidas, se quema las entrañas, se pregunta porqué cuando nadie puede responder a nada, se lamenta, se queja, se espanta, se despeña por los riscos y levanta el vuelo al comprender que todo es en vano... Que el dragón es él.

Propagación de una perturbación de alguna propiedad de un medio, tus medios y los míos, ondas desincronizadas, tal vez, seguramente.

Pero el mar no deja de acariciar la arena.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Chevy 3

Lo hace todo más serio

Pero también mucho más leve, dejamos de importar

La luz al fondo del pasillo

Se ha clavado a perpetuidad en mi corazón, ahora lo sé

Y eso que no sé cómo llamar

Puede que sea lo único que tenga de verdad significado...

La música lo sabe

Los números lo saben

Los espacios entre nosotros lo saben

Lo que tenemos prohibido lo sabe

Es una conspiración, una hazaña, una calumnia infantil

Polvo de estrellas en el barro de la calle

Y aunque lo hace todo más serio

No puedo evitar reir, dejamos de importar

Esa luz al fondo del pasillo

Abre la puerta de mi alma, ahora lo sé

Y eso que no sé cómo llamar

Puede que sea lo único que me mantiene de pie...

domingo, 15 de agosto de 2010

Presente Imperfecto

Había una mujer hermosa que estaba completamente enamorada de un hombre perfecto. Había colocado su retrato al lado del cabecero de su cama para poder verlo cada mañana al despertary así luego maquillarse pensando en Él, con trazos precisos y labios brillantes, hasta conseguir una apariencia espectacular antes de cruzar el umbral de la puerta de la calle donde Él siempre la esperaba. Pensaban el uno en el otro con pasión, anhelando esos momentos en los que estaban juntos, deseando que sus vidas cambiasen para poder disfrutar aún más de aquel amor maravilloso.
Pero algo cambió. Él tuvo que marcharse y Ella empezó a sufrir a causa de la distancia. Las cartas, el teléfono no era suficiente. A menudo Ella caminaba sola por la calle, triste, recordando otros tiempos. Un día, sentada en un banco del parque, una mano le ofreció un pañuelo para que pudiese secar sus lágrimas. Era un hombre joven de baja estatura, cintura gruesa, nariz grande y profundos ojos marrones. Ella le observó con recelo. Al instante se puso en pie y salió huyendo.
La semana siguiente regresó al mismo banco del parque. Le gustaba aquel sitio porque le recordaba a Él. Cerró los ojos para poder concentrarse en sus pensamientos. Llevaba un buen rato ensimismada cuando sintió como alguien caminaba a su lado. Al abrir de nuevo los ojos no encontró a nadie, excepto un pañuelo blanco cuidadosamente doblado sobre el asiento.
Durante algunos días no quiso volver a aquel lugar. Le asustaba lo que había sucedido. Pero Ella era una mujer tenaz a la que nadie nunca impedía hacer lo que deseaba, así que nuevamente se encontró sentada en el banco. Al poco rato, aquel Otro, el hombre del pañuelo, apareció de repente. Ella quiso marcharse pero él se apresuró a disculparse. Le confesó que no había pretendido molestarla y que sólo había querido evitar su llanto porque no lo soportaba. Eso fue lo que le dijo. Luego se marchó rápidamente, ofreciéndole otra vez su pañuelo. Ella entonces suspiró tranquila.
Empezó a acudir más a menudo al parque. El Otro solía pasar frente a Ella pero apenas se detenía a saludar con un ligero ademán de cabeza, siempre sonriente. Un día, inesperadamente, se aproximó y se sentó a su lado. Le habló de lo feliz que se sentía. Era espontáneo y locuaz. Contaba cosas interesantes, ocurrentes, hasta geniales; pero Ella se limitaba a observarle con tristeza. No entendía.
- Quiero regalarte mi felicidad - Dijo el hombre del pañuelo.
Y ocurrió. Ella empezó a sentirse plena, inmensamente tranquila y radiante. Apenas pudo agradecérselo porque el Otro se marchó muy deprisa.
Al día siguiente, Ella esperaba impaciente sentada en el banco. Quería hablar con aquel hombre. Necesitaba saber cómo había logrado cambiar su vida de golpe, necesitaba respuestas. Aguardó durante varias horas hasta que apareció. Cuando lo miró frente a frente se dio cuenta que él también estaba contento.
- ¿No me regalaste tu felicidad? - Preguntó Ella, asombrada.
- Sí - Asintió él - Y al hacerlo he conseguido la mía.
Volvieron a verse cada mañana para confirmar que realmente había sucedido. Ella no precisaba que el hombre del pañuelo fuese perfecto para sentirse feliz a su lado. No precisaba sentir que estaba enamorada, no precisaba sentir que había encontrado el amor. Un día, al mirar sus ojos profundos a ambos lados de su enorme nariz, el Otro se convirtió en Él, y ya nunca necesitó que nadie la hiciese feliz porque lo era, de cualquier forma y manera, en cualquier lugar, fuese como fuese.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Nada

Una fuente. El sol. Un niño corre a mi alrededor. El mar sopla frío. La tierra siempre parece húmeda. Ahora llora. Creo que quiero un chupete de esos. Me gustaría aburrirme hasta el dolor. Cada día presto menos atención a lo que me pasa. Sospecho que algo dentro de mí se está desconectando. Puede que sea la pila. O el generador. Se agota por momentos y me deja paralizada. Es peligroso. A veces siento que podría morirme de golpe. Es una intimidad macabra. Una especie de acrobacia sensitiva. La conciencia me abofetea y enseguida regreso. Sólo durante un segundo mi vida pende de un hilo. O de una pila. De esa fuente de energía, sea la que sea... La fuente. Se están mojando. Llora. Es un poco más tarde que hace un segundo. Llora. Un poco más tarde. Un poco más. La fuente ha dejado de manar. Es extraño. Es como si nada, como si nada hubiese sucedido.

sábado, 24 de julio de 2010

Chevy 2

No somos el cubo de Rubik...

¿Es que siempre pagas lo que tienes?

Wall-E era cuadrado y Eva esférica; ni siquiera encajan

Las mentiras, sofisticadas, por favor

Hazlo bonito... Haz que sea entretenido.

¿Te parece sonreír al público?

Haremos como si fuésemos lo que ellos creen

Darles la razón es otro acople de cinismo

¿Quién habló de la verdad? Si nadie la quiere

Y nadie la conoce

Nadie la prueba porque es una tía muy borde

No la invitan a fiestas ni preside reuniones

Huele mal y no es interesante...

¿Podemos invitarla en silencio? Es que me atraen las brutas

Sonreiré para tí

No sabrás porqué, aunque podrás teorizar sobre ello

Nos divertiremos... ¿Se trata de eso, no?

Volver a la carga, disfrazados o no

Disformes, perdidos, cansados, rendidos

(Deshazte de ese maldito cubo de colores)

Tardas en darme la mano....



miércoles, 21 de julio de 2010

Grandes muertes y muertes pequeñas

Ayer me crucé con un enorme perro tendido en la acera. Tenía los ojos hinchados y jadeaba con angustia, ruidosamente, como si se estuviese muriendo, agitando la panza asfixiada. Un hombre grueso se había agachado para abanicarlo intensamente. La gente pasaba al lado de ambos como si nada. Tuve que girarme a la altura del semáforo... ¿Y si aquel señor se cansaba de estar inclinado sobre el animal y lo abandonaba? ¿Y si aquel perrazo se moría sin que nadie le prestase ayuda? No podía cruzar. Tuve que quedarme vigilando, atenta a lo que pasaba. El perro continuaba con los estertores y las babas. El hombre se afanaba con el giro de su muñeca. Aún así, crucé la calle. Pero no dejé de mirar. Sentí miedo. Era un animal demasiado grande para morir en público, delante de todos. Demasiada carne, demasiada sangre.

Mi cabeza no lo soportaba. Finalmente el perro se levantó con dificultad y siguió al señor hasta un portal próximo. Era su dueño. Se había salvado. Respiré hondo. Al fin podía volver la vista hacia adelante. Supongo que, para la conciencia, el tamaño del muerto sí que importa.


Hay liquidación en una tienda que me gusta, cerca de aquí. Iré en cuanto pueda. ¿Existen las liquidaciones sentimentales? Dos ligues de verano y mi primera vez, de oferta. Y las experiencias en la calle, un dos por uno; en paquetes de diurnas y nocturnas. El ofertón puede ser el trio ocasional.... Aquel, aquel en aquel coche. Aquella vez. ¿Compradores? Apuesto que cientos de miles. ¿No venden basuras peores en los sitios de papel escrito, o embadurnado?

Te echo de menos. Mucho. Tanto que estás conmigo a todas horas... En todo lo que pienso. Cada vez que me muevo. Estás más que cuando te tengo cerca. ¿Es normal eso?

Sé que no te gusta el teléfono. Creo que porque no sabes hablar por él. A mí me gusta porque se parece a lo que me gustaría de verdad... Hoy he aprendido algo. Después de colgarte me he dado cuenta. No se trata de lo que decimos. La verdad es que me gustaría hablarte sin decir nada. Prométeme que lo haremos. Estar hablando sin hablar, sin palabras, en silencio. Escucharnos al otro lado, sentir que nuestras cabezas barrenan por los mismos lodos. Me gustas en silencio. A mí me cuesta, pero es tan bello... Lo prometo.

Hasta mañana.

sábado, 10 de julio de 2010

Chevy 1

El calambre de las siete de la mañana

La promesa de las ocho de la tarde


El caldo del timbre de la casa...

Mayéutica pura, ¿te interesó alguna vez saber quién eras?

El viento se ha llenado de cobardes

Detritos del pensamiento

¿Me matarás algún día?

O puede que no me salves nunca, lo mismo da

Me asusta lo que nunca pienso...

Imaginar lo que no llegamos a sentir

El calambre

La promesa

El caldo del timbre

La pared en nuestras cabezas.

viernes, 2 de julio de 2010

Elegir

Lo hacemos casi siempre, o al menos eso creemos. El pijama, el desayuno. La ropa. paraguas o sombrilla, sombrero o gafas. O ambos o ninguno. Cómo nos movemos, hacia dónde, porqué... Hasta nos inventamos esos porqués. No viene mal decirnos a nosotros mismos que el camino tiene una explicación sensata, un premio razonable. Y si algo no nos convence, pues volvemos a elegir. Parece sencillo.
Hubo un tiempo en el que yo también creía que las personas podíamos escoger de verdad. Pensaba que el mundo era un tablero en el que todos partíamos con fichas diferentes y, dependiendo de nuestras capacidades y talentos, lográbamos sortear con mayor o menor fortuna los peligros hasta dirigirnos con éxito hacia la soñada meta. Una bella teoría sobre la vida terrena. Ahora sé con certeza que dicho planteamiento resulta imposible. No existen los caminos. No existen las fichas; quién inventaría esa tontada. No existen los jugadores, ni los juegos, ni los objetivos cumplidos. Ni siquiera existe la suerte...
Estamos aquí para morir. Y tenemos toda una vida para elegir cómo hacerlo. Es la única elección que realmente poseemos... Al menos, en nuestros sueños.


Pensando en Manolo, a quien nunca he conocido.

miércoles, 23 de junio de 2010

Mientras sigamos bailando...

... Todo irá bien. Puede que la música no siempre suene como nos gustaría y puede que resbalemos en el paso que menos convenga, pero mantener la postura se hace indispensable; aguantar los golpes contra el suelo, volverse a levantar para empezar otra vez. Seguir bailando como el resto de los seres vivos, cruzar la sabana sin que nadie nos proteja, sin que nadie nos cuide las espaldas, en solitario, cortando el aire frío en cada salto al vacío. Sigue sonando la melodía, más lenta, más triste. El camino merece otros pensamientos pero casi siempre arrastramos los mismos; caer en la misma trampa es otra forma de ser nosotros.
Seguir bailando. El cielo acompaña eternamente, prestando servicios familiares a nuestra imaginación, permitiéndonos cierto complejo para después liberarnos, jugar con nuestras perspectivas, robarnos posibilidades... ¿qué habrá más allá, será otro telón de fondo? ¿Por qué es necesario cerrar los ojos para empezar a ver de verdad?
Seguir bailando, hacerlo continuamente, obedecer los instintos. Ni siquiera es una forma de expresión, es sólo obediencia.

Sólo esclavitud. Es sólo... Un baile.




Pero mientras sigamos bailando,
todo puede suceder.

viernes, 11 de junio de 2010

Mejor, a veces, no entenderlo todo

O imaginarse lo que no se sabe...

miércoles, 9 de junio de 2010

¿A qué saben las arañas?

Estaba hace muy poco cambiando los canales de la televisión cuando apareció Spiderman en dibujos animados, lanzando sus redes entre los edificios, volando por los aires, dando mil giros y volteretas espectaculares mientras bromeaba acerca de sí mismo, de su vida, de lo que le sucede a cada momento. Sus ironías son brillantes, igual que sus posturas sobre las paredes. A mí me gusta en especial esa que adopta cuando desciende del techo cabeza abajo, sujetando una red mientras mantiene las piernas cruzadas, mirando hacia lo que sea con esa mirada imprecisa de su máscara de trapo.
Me gusta el tipo desde que era pequeña, me gustó siempre. Ahora reconozco que, más que por heroísmo, me gusta por sexy. El hombre araña tiene algo. Será su anatomia elegante, estilizada, o tal vez esos enormes ojos vacíos. O puede que su forma de torcer la cabeza... Ni idea. Pero la araña sabe moverse. Es escurridizo. Intuye el peligro con ese fantástico sentido arácnido que le salva de los burdos ataques de sus enemigos. Parece que cae pero no; se agarra, se pega, se adhiere, resucita desde el suelo para remontar los cielos. Se revuelve, se agita, posa para la cámara. Hace un Vogue, que diría Madonna. Rebosa estilo. Hay un toque sensual en toda esa genuflexión de supervivencia, como la exhibición de un cortejo. Daría lo que fuera por saber a qué demonios huele.

Supongo que la atracción por la araña podría ser perfectamente explicada por el deseo subconsciente femenino. Tratemos de inventar, a ver qué sale. Yo digo que el tipo se viste sencillo y sabe lucir sus puntos fuertes. Además, no es nada prepotente; Spiderman se pasa la vida evitando que le maten. Tiene sentido del humor. Tiene suerte. Es atento, ágil; igual te balancea desde un rascacielos que te mata de risa con un chiste. Es intrépido y dulce. Es un bicho... Y por eso es perfecto. Que la araña tenga ocho patas e inyecte veneno no tiene relevancia, o puede que sea lo único que la tenga. ¿Un hibrido de araña con todo en su sitio? ¿Un hombre sin rostro, o con el rostro que le ponga nuestra imaginación?
No hay manera. Lo confieso. Mi fantasia sexual es dar un beso a un tipo que cuelga boca abajo, sujeto a una red, que no dice nada pero lo espera todo...

¿A qué saben las arañas?

martes, 8 de junio de 2010

Las otras cosas

Esta noche no escucho nada; ni las palabras vienen a mi cabeza, ni siento, ni puedo pensar.
Esta noche estoy más sola que nunca.
Me pregunto sobre todo aquello que imagino que podría suceder y no sucede, todo lo que me gustaría, todo lo que estoy buscando desde hace tanto que no recuerdo quién era antes de buscar. Si es vida el tiempo empleado en los deseos frustrados, los intentos, las pruebas. Dónde termina el fracaso y comienza el éxito... ¿Es nuestra mente quien fabricó la frontera?
Definirse no es fácil. Explicarse es complicado. Conocerse es imposible... ¿Cómo, entonces, realizarse?

Mentirse sin saberlo, o ser incapaz de sincerarse. Decir verdades es otra hazaña revulsiva, exclusiva, elitista y magnífica.
Escuchar verdades resulta un privilegio... Apreciarlas y valorarlas atañe a los grandes espíritus.
¿Y si lo que creemos fuese real? ¿Y si pudiesemos alcanzarlo todo con sólo girar unos grados, inclinarnos, observar desde otra perspectiva?
¿Y si nuestra realidad pudiese ser diferente?

Esta noche no es diferente, pero la sospecha de que podría serlo me intranquiliza. Resulta curioso porque, al mismo tiempo, esa sensación me ha devuelto la sonrisa.

domingo, 6 de junio de 2010

Pensamientos extraños

La vida es, en sí misma, un esqueleto. Se aposentan sobre sus huesos las vicisitudes de los días, los sucesos, los hechos espontáneos; esa carne que cubre la existencia. Y el devenir de los proyectos, los objetivos, los plazos, los planes para el futuro formarían la piel, el pellejo del día a día.


Así ocurre que vivimos cara a cara con nuestras ilusiones de mañana pero somos incapaces de valorar nuestros escondidos huesos aunque ellos estén ahí, sosteniendo la techumbre, asegurando que no se nos caiga la montaña sobre la cabezota.
Los huesos. Esos a quienes queremos. Esos que nos quieren. Esos que siempre están ahí, sea como sea.

Existe esa parte inmutable a nuestro alrededor que, por alguna extraña razón, estamos convencidos de merecer siempre. Hagamos lo que hagamos.

Hasta que nos partimos un hueso, y el daño nos recuerda nuestra realidad.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Erase una mujer encadenada que no lo estaba en realidad...

... Pero como había sido criada de determinada manera ella siempre sentía las cadenas presionando sus tobillos, impidiendo cualquier forma de vida totalmente libre. No es que fuese prisionera de alguien, o de algo; era una esclava de sus propias necesidades. Siempre estaba necesitando cosas. Y cuando no las conseguía, se vendía. A menudo se alimentaba de los demás, como un vampiro, succionando hasta obtener lo que buscaba, aunque lo que deseaba de verdad era arrancarse las cadenas. Lamentablemente desconocía cómo hacerlo y, puesto que tales grilletes ni siquiera existían, se pasaba el tiempo acrecentando una frustración que no remediaba con nada.
Un día la mujer se encontró con un caricaturista que quiso dibujarla e impulsivamente accedió a posar para él. Cuando terminó, al cabo de un rato, el hombre le mostró la obra. Ella lloró al contemplar el retrato. Había dibujado la hermosa silueta de una mujer con el rostro difuminado aunque calzando finísimas sandalias, hermosas también, atadas al pavimento.
El artista y la mujer se miraron a los ojos. Se habían enamorado.
Erase una mujer que deseaba ser amada por sus peores defectos. Erase un hombre que deseaba amar a través de los defectos de una mujer.

Y ambos fueron libres, al fin.

CM

jueves, 13 de mayo de 2010

¿Qué quiere ese perro asqueroso?



Pregunté, hace poco, sin ánimo de recibir una respuesta.
- Seguramente, alguien que le quiera - Contestaron a mi lado.
Enmudecí. Era tan obvio, tan cierto y tan profundamente significativo que tuve que pararme a meditar sobre ello, darle vueltas en la cabeza. El pobre animal volvió a cruzar la carretera bajo la lluvia con la cabeza gacha, abandonado, olvidado. Acaso no busca lo que todos; acaso no se parece a nosotros más de lo que nos gustaría.
- No lo quiere nadie - Pensé en voz alta - Por eso vagabundea...
Me pregunto si a nosotros nos pasa lo mismo a menudo. Muy pocas personas nos quieren de verdad, y eso si somos afortunados. También somos perros perdidos bajo la lluvia tratando de volver a una casa caliente. Y cuando esa casa está vacía el mundo debe parecer una larga y peligrosa carretera llena de coches asesinos.
- Es malo ser perro - Resolví - No puedes llorarle tus penas a nadie...
- Eso no lo sabes - Volvieron a contestarme - A lo mejor los perros sí pueden hablar con Dios...
Volví a enmudecer. La maldita conversación me estaba dando dolor de cabeza. Miré hacia el frente y cerré los ojos, intentando recordar la lista de la compra, aunque antes saqué mi conclusión al respecto... Esto me pasa por no hablar con un perro.

martes, 11 de mayo de 2010

Todo sigue igual, o no

Es un bucle. Una espiral. Un muelle gigante por donde tirarse o dejar resbalar el culo... Vete tú a saber. El caso es que la vida está construida a base de repeticiones, la mayoría absurdas. A mí esto me perturba bastante. Si te pones a calcular cuántas barras de pan te has comido desde que tienes dientes puedes asustarte. Así con todo. Llega un momento en que no hay nada nuevo que hacer, no hay ninguna circunstancia que revivir. Nos quedamos sin sorpresas. Y entonces empiezas a darte cuenta de la edad que tienes, porque de repente la sorpresa es que eres demasiado mayor para sorprenderte. Te quedas sin entusiasmo, sin ganas. Y aquí está el quid del asunto.

Lo insólito es que, si repites, nada vuelve a ser lo mismo...

Porque, al final, somos nosotros los que cambiamos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Nada por aquí...


Nada por allá. Saber siempre qué decir. No necesitar disimular nunca.

Aunque la verdad es que sólo nos necesitamos a nosotros mismos.

Amarnos, querernos, cuidarnos. La traición es no hacerlo cuando nadie más lo hace.

Cierra los ojos. Siente el frío. Escucha el silencio de la noche. Ellos son sinceros y eternos... ¿Confiarías en alguien que siempre ha estado ahí?

No es por tí ni por nadie. Es por lo que debería ser... Es por lo que creo. Creer es la última baza de los que ganan.


Hasta mañana, que será pronto