jueves, 14 de febrero de 2013

Experimento sonoro

Estaba con los auriculares puestos (por razones que no interesan ahora) y la música a todo volumen cuando me senté en el sofá de casa frente a la tele encendida. Agarré el mando casi inconscientemente y me puse a zapear sin pensar en nada. Las imágenes pasaban una detrás de otra a toda velocidad. Me pregunté si adquirirían un nuevo significado con la adrenalina de la música en mis orejas... Y sí.
Resulta que se puede ver una serie española sin escuchar los que dicen sus personajes, disfrutar de un sentido argumental totalmente distinto al establecido y mejorar el significado de la propuesta. La ficción puede trabajar de forma improvisada. Sin diálogo es posible determinar una trama alternativa bajo parámetros personales, o realzarse en nuestra imaginación con derivados que ni siquiera necesitamos coordinar con las siguientes escenas. Podemos hilar, entremezclar, reunificar programas, alternar contenidos con anuncios y viceversa para confeccionar una historia que siga un ritmo a la carta, unos personajes absurdos con un rumbo ilógico que no vayan a parar a ningún sitio porque, en realidad, no importa hacia dónde vamos; sino el cómo.

Me pregunto si sólo me funcionará a mí hacer estas cosas.

Si es así... No sabéis lo que os estáis perdiendo.