sábado, 19 de febrero de 2011

La canción del hombre que escribía canciones de amor

Había una vez un hombre que escribía canciones de amor. Desde que se levantaba por la mañana hasta que se acostaba por la noche encontraba razones y motivos. Sólo necesitaba un detalle, una pequeña rutina para que su cabeza comenzase a componer una hermosa letra acompañada de melodía; alegre y dulce o triste, amarga y rota.

El hombre siempre regalaba sus canciones porque le gustaba contemplar el rostro agradecido de las personas que las recibían. Le gustaba regalar sus propias emociones.

Otro hombre, observando la felicidad que producían todas aquellas canciones, las escribió en un papel, las puso precio y las colocó en el escaparate de una calle principal. La multitud deseaba tanto aquellas canciones que comenzó a comprarlas, aún sabiendo que no pertenecían al hombre que las vendía.

Pasó el tiempo y todo el mundo poseía canciones de amor. Las canciones sonaban a todas horas, en todas partes; no existía un solo lugar del mundo donde no brillase aquella música. Envolvía la existencia de las personas, las ayudaba, las complacía. Todos estaban contentos y satisfechos, todos... Menos uno.

El hombre que escribía canciones de amor había dejado de hacerlo. No encontraba fuerzas; su capacidad había dejado de tener sentido. Ya no servía. Una noche metió la cabeza debajo de la almohada y un interruptor se apagó dentro de sus pensamientos. Las palabras dejaron de funcionar. Las notas se agotaron.

El hombre que vendía canciones fue a pedirle más pero el hombre que las escribía le explicó, resignado, que se había quedado vacío. No hubo más remedio que disfrazar las canciones de siempre para que parecieran otras y, así, poder volver a venderlas. Eso fue lo que hizo el hombre que vendía canciones, y nadie pareció darse cuenta.

Finalmente, después de mucho tiempo, el hombre vacío entró en la tienda para comprar una canción.

5 comentarios:

  1. si un hombre se queda vacío, deja de crecer o sucede lo contrario? de qué forma le afecta por fuera su drama interior? envejece prematuramente?

    Un hombre en el vacío, es lo mismo que un hombre que se vacía. Esto parece el aleph, fuera del conjunto, el conjunto no está completo. En fin, un lío

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  2. Pienso que el vacío interior no es lo importante, sino la causa de ese vacío. Las heridas han de curarse, cerrarse; en caso contrario se abre un coladero que termina por hacernos viejos sin darnos cuenta.

    Un hombre en el vacío es lo mismo que un hombre que se vacía siempre y cuando se le de la vuelta. Se comprueba fácilmente usando un calcetín.

    Saludos

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  3. Un calcetín? Dios santo!! estimada C, espero que los hombres aprendan a darse la vuelte como un honrado calcetín.

    Saludos

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  4. El hombre que escribía canciones de amor estaba enamorado del aire... Y el aire no le respondía. Las sonrisas de los demás calientan un par de minutos (el tiempo entre que se desvanecen y se olvidan).

    El hombre que escribía canciones de amor necesitaba que lo amaran. Recordemos a Marilyn: ella que sedujo a tantos, que hizo reír a tantos... no tenía quien le hiciera reír.

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  5. Hermoso diagnóstico... Entonces debe ser verdad.

    Vamos a ver...

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