viernes, 2 de julio de 2010

Elegir

Lo hacemos casi siempre, o al menos eso creemos. El pijama, el desayuno. La ropa. paraguas o sombrilla, sombrero o gafas. O ambos o ninguno. Cómo nos movemos, hacia dónde, porqué... Hasta nos inventamos esos porqués. No viene mal decirnos a nosotros mismos que el camino tiene una explicación sensata, un premio razonable. Y si algo no nos convence, pues volvemos a elegir. Parece sencillo.
Hubo un tiempo en el que yo también creía que las personas podíamos escoger de verdad. Pensaba que el mundo era un tablero en el que todos partíamos con fichas diferentes y, dependiendo de nuestras capacidades y talentos, lográbamos sortear con mayor o menor fortuna los peligros hasta dirigirnos con éxito hacia la soñada meta. Una bella teoría sobre la vida terrena. Ahora sé con certeza que dicho planteamiento resulta imposible. No existen los caminos. No existen las fichas; quién inventaría esa tontada. No existen los jugadores, ni los juegos, ni los objetivos cumplidos. Ni siquiera existe la suerte...
Estamos aquí para morir. Y tenemos toda una vida para elegir cómo hacerlo. Es la única elección que realmente poseemos... Al menos, en nuestros sueños.


Pensando en Manolo, a quien nunca he conocido.

1 comentario:

  1. El ha elegido .Una elección cobarde, pensé al principio ,egoísta,pienso ahora .Pero es la suya y no tiene vuelta atrás .

    Gracias por el post CM

    ResponderEliminar