lunes, 28 de febrero de 2011

Encontrando su destino (parte III)

El hombre que vendía canciones se había hecho tan rico que apenas reconocía al resto de la humanidad como iguales sino como damnificados a los que rescatar de una existencia miserable. Sentía lástima y compasión, pero también una inmensa culpa de la que no era capaz de deshacerse, a pesar del consejo de otros sabios millonarios.
Su mujer, ávida de despertar en él un mínimo interés, compuso una canción para confesarle su secreto con el hombre vacío. Por desgracia, su marido sólo estaba preparado para llamarlo traición.

Hubo un asesinato y el hombre que escribía canciones se convirtió en una canción de muerte.

Desde entonces, la mujer del vendedor llama a la muerte cada noche, deseando que venga a buscarla...


3 comentarios:

  1. El marido y el amante vacío eran las dos caras del mismo hombre: ambos se habían perdido... Uno en su yo, y el otro en la nada.

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  2. Y ambos hombres perdidos resultaban atractivos para ella... Es como comprarse un ciclón encerrado en una botella. No te cansas nunca de mirarlo.

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  3. Me gusta el ciclón encerrado en una botella. Una bella imagen.

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